jueves, 6 de agosto de 2015

A flor de piel el mapa de la contaminación



A un año del macro derrame de tóxicos el río Sonora emana enfermedad y muerte ecológica

Silvia Núñez Esquer

Hermosillo, Son., 6 de agosto 2015.- Hoy se cumple un año del macro derrame de tóxicos vertidos en los ríos Bacanuchi y  Sonora. Lo que desde el principio se apreció como un desastre ecológico, por los cuarenta mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado tirados al agua por la mina Buenavista del cobre, de Grupo México, hoy se aprecia también como un desastre moral. 

En el balance ciudadano se afirma que el problema no ha sido abordado como se debe, con la seriedad y responsabilidad que merece. La Doctora en Ecología Reina Castro Longoria afirmó que estamos viendo un impacto muy persistente, y parece que se va agravando a medida que el tiempo pasa, en lugar de tomar las medidas de remediación en el río Sonora no se ha hecho, a pesar de que las autoridades han declarado que sí. La economía de las personas de los pueblos está devastada y la salud ni se diga. 

La investigadora de la Universidad de Sonora denunció que los problemas en la salud, se están acrecentando a la par que aumenta la destrucción de la naturaleza. Es atroz por tanta irresponsabilidad y tanta voracidad. Debemos de pensar que cualquier recurso que se explote, debe ser de manera sustentable, no lo estamos viendo y parece ser que no se piensa de esa manera, y estamos a un punto en que, o se pone freno a todo lo que está sucediendo con la minería tóxica, o no nos va a ir bien, ya no nos está yendo bien, dice Castro.

Tal parece que ante la protección que las autoridades han dado a la empresa responsable del derrame, las y los afectados tendrán que acudir a las instancias internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en donde ya está la demanda de los mineros de Cananea y de algunos pobladores del río Sonora. Los pobladores tienen el derecho a vivir tranquilos, con calidad de vida y ésta se ha deteriorado, el derecho al trabajo se lo están brincando y el derecho a la salud se está yendo al desfiladero. Lamentó que el panorama no es halagador, más bien es triste ya que estamos viendo la destrucción de la salud sin que nadie haga nada. Si el envenenamiento del río Sonora sigue sin atenderse, se está condenando a las futuras generaciones antes de que nazcan. 

Por lo que se ve, el sistema de salud no está preparado pues no está enfocado a lo que realmente está sucediendo. Dar medicamentos que mitigan los síntomas para algo que no se conoce, que no va al fondo, no está resolviendo nada. El sistema de salud tiene que fortalecerse, tiene que definir qué es lo que quiere, en términos de salud para la población, no solamente de Sonora, sino México. Llama la atención que el país tiene áreas protegidas por su biodiversidad, pero el ambiente se está dejando caer por este tipo de actividad humana que no tiene control ni medida para que no se deteriore nuestro entorno. 

Los encargados de la salud deben de tomar en cuenta que también hay responsables y que también una de las medidas sería que los responsables paguen el daño, contribuyan para tener una mejora en las instalaciones en los servicios de salud. Este sistema debe ser muy enérgico en solicitar y tomar en cuenta que con la salud no se juega, es lo justo. Hay tecnología de punta en el mundo como para que los responsables implementen en sus mineras para no seguir provocando más desastres. 

Es la barbarie total

Martha Patricia Velarde, originaria de Baviácora quien ha participado organizada con otras mujeres desde que sucedió el derrame en el río Sonora, asegura que la situación está peor que cuando empezó hace un año. Esto es porque los problemas de salud son muy graves, ya que las afectaciones que se pensaba aparecerían en mediano y largo plazo se presentaron ya. 

Narró que su nieta de siete años estuvo hospitalizada por siete horas con sangrado de riñón, pielonefritis, deficiencias en la química sanguínea de 36 elementos que se efectúa para conocer el funcionamiento de los órganos. El médico le dijo que el riñón que estaba mal, podría empezar a encogerse. Explicó que sus nietos como derecho habientes del IMSS han sido valorados en la Ciudad de México. Denunció que la Unidad de Vigilancia Epidemiológica (UVEAS) ubicada en Ures, Sonora, brinda una atención muy deficiente pues tiene mini consultorios, la demanda es muy alta, el espacio es poco, y ahí no los atiende ningún especialista en Toxicología. Continúan con los síntomas, pero los especialistas que atienden son Internistas, Dermatólogos, y Pediatra, pero no una persona especializada sobre el problema de contaminación por metales pesados.

En lo ecológico estamos peor que nunca, en la Loma Sur de Baviácora, en donde vive, los “piperos” que reparten agua en los lugares a donde no llega el agua, la recogen de los pozos, de los cuales sale de color francamente anaranjado,  afirma. Lo que los funcionarios gubernamentales hacen en lugar de castigar o exigir la reparación y sobre todo la remediación del río y la atención a la salud, es confundir y premiar a Germán Larrea con la operación de una nueva mina, la Minera Del Pilar, a cuarenta y cinco kilómetros de la minera Buena Vista, que la acaban de adquirir. 

Ennumeró las acciones que no se han cumplido: El río Sonora no ha sido limpiado, la remediación no se ha hecho. Lo primero que debió hacer Cofepris como órgano rector de prevención de riesgo, es abrir las treinta y seis potabilizadoras con ósmosis inversa y separadoras de metales, eso nos daría una garantía sobre la salud, garantía que actualmente no tenemos. Los casos reconocidos de afectaciones por el agua tóxica son de trescientas sesenta, pero conservadoramente por la gente que nos llega en los pueblos, ya sobre pasan los seiscientos. Más la gente de Hermosillo, en los ejidos que están a un lado de la presa de El Molinito, como Topahue, Buena vista, San José de Gracia, El Molino de Camou, Fructuoso Méndez, San Juan, San Bartolo, y La Mesa del Seri. Otra acción no cumplida es la instalación de un hospital de alta especialidad, por lo que tendremos que atendernos con nuestros propios recursos, esto es la barbarie total, finaliza.  

Al sur los nuevos casos

Poco a poco las afectaciones migran hacia el sur, pues como una metástasis los contaminantes corren por el agua del río Sonora. Alma Haydée Ocejo Moroyoqui es una maestra jubilada que vive en La Victoria, pero trabajó en los pueblos del río Sonora, instalando tinacos, actividad común después de la conflagración. Comía, se bañaba, y estaba en contacto con el agua de los pueblos. 

Está convencida de que las escoriaciones que al principio fueron intermitentes, y que ahora perviven por todo su cuerpo, son producto del contacto con el agua contaminada. Brazos y piernas son los más afectados por una especie de salpullido grave que arde “como pequeñas brazas”, calentura, dolor de cabeza, comezón,  pero no se alivia con los remedios caseros. Los análisis para descartar dengue o riketsia, en sangre y orina, salieron negativos, por lo que el diagnóstico fue alergia. 

Con el desagüe de la Presa El Molinito, teme que el agua de su comunidad, La Victoria, también esté contaminada y eso sea el motivo de que desde hace quince días sus lesiones ya no se quiten. 

Niños y adultos por igual

Camila y  Jesús Antonio, son unos pequeños de seis y dos años. Su mamá Yadira Juárez, habitante del ejido El Tronconal expuso que desde hace un mes notó que a sus pequeños les salieron unas ronchitas que primero tienen aspecto de ámpula que contiene agua, se les revienta y crece. Fue al IMSS y le recetaron antibiótico y baño coloide. Sin mediar ningún tipo de exámenes, el diagnóstico fue infección en la piel. La niña tomó el medicamento y se le desaparecieron las ronchitas, pero después le volvieron a salir. Cuando a la niña parecía quitársele el padecimiento, le empezaron a salir al niño. La joven madre decidió no darle el antibiótico y solo el baño coloide, pero como no se le quitaron se lo suministró. De momento desaparecieron, pero igual que a su hermana volvieron a salir. Igual que todos los pobladores del río, Yadira teme que la reacción se deba al contacto con el agua contaminada que proviene de la presa El Molinito. 

Que dejen de mentir

Rosa María O´leary, Química ambientalista criticó a las autoridades encargadas de proteger el medio ambiente y quienes deberían hacer cumplir la ley sancionando a los responsables del macro derrame de metales pesados en el río Sonora y sus consecuencias. 

Que dejen de mentir, es una responsabilidad muy grande que hay con el pueblo de Sonora y con el pueblo del río. Que dejen de hacer el trabajo sucio a Grupo México, es lo que les pediría. A un año del desastre ecológico lamentó la vergonzosa actitud del gobierno y sus representantes. Algunos son ignorantes, y los que no lo son, como Rodolfo Lacy Tamayo, Sub Secretario de Política y Planeación  Ambiental de Semarnat, se están prestando, sin darse cuenta que nuestro pueblo está sufriendo. 

Su actitud es ridícula, absurda y se ríe de ellos Germán Larrea. Hay enfermedades que no se están monitoreando. Lo pedimos, al menos por la salud de los niños, análisis para ver los alcances a corto, mediano y largo plazo. “Nos salen con que no pueden saber desde cuándo está el daño” y por ello les pedimos análisis al menos para niñas, niños y a las mujeres en edad de gestación, explicó. 

Metales pesados, tóxicos y altos niveles de aluminio, es lo que se encontró en el agua de la presa El Molinito. Quiero decirle a la población de Hermosillo que han aumentado los casos de Alzhimer en gente cada vez más joven, y casos de niños autistas, relacionados a la presencia de aluminio en el cuerpo alertó.
Algo muy grave está pasando y no queremos hacer caso. Hacemos un llamado a que piensen en sus hijos, en sus nietos, es algo muy grave. Piensen en el aumento en los casos de diabéticos, cancerosos, gente con insuficiencia renal. No hay hospitales, no hay medicamentos, no hay salarios, no tenemos nada y ni siquiera nos defendemos un poquito de tanta injusticia, dijo. 

Necesario el apoyo psicosocial 

La Doctora en Psicología Lilia Encinas Norzagaray, presidenta de Red Sonora de Apoyo Psicosocial en Crisis, A.C. explicó que el apoyo que ofrecen para situaciones que afectan a colectivos se puede brindar en forma individual o grupal. La red se formó en el 2010 como consecuencia de la tragedia de la Guardería ABC. Se formaron como especialistas en intervención en crisis contando con  una brigada de aproximadamente cincuenta estudiantes.   

Olympia Salazar, Psicóloga y maestra de la Universidad de Sonora, y Vice presidenta de la Red de apoyo psicosocial explicó que una de las situaciones que requieren intervención de emergencia es cuando después de un desastre todas las actividades se ven trastocadas. Las personas pierden su vida normal, el trabajo no es igual, todo esto se suma a la emergencia por el agua contaminada, en el caso del río. 

La académica explicó que las necesidades van desde las básicas como vivienda, comida, vestido, hasta las que proveen seguridad como el trabajo, que si se pierden, afectan no sólo físicamente sino también en lo emocional. El río Sonora es la fuente de vida, por lo que al ser visto ahora como un factor de riesgo, produce inseguridad. La intervención de la Red de apoyo psicosocial puede fortalecer justo en la parte de la seguridad, pero no la material sino la emocional y psicológica. 

Agregó que en el caso del río Sonora, ante el desastre ecológico la comunidad corre el riesgo de fracturarse. Lo psicológico no es una necesidad tangible, por eso es que nunca se considera en un modelo de reparación del daño.  Se llama crisis el estado cuando no somos capaces de solucionar lo que nos está pasando emocionalmente, está relacionado directamente con los problemas. Lo más importante es la capacidad de  reconocerlo y de poder expresarlo.

El balance oficial

Contrario a la opinión ciudadana, la comisión presidencial nombrada para atender la contaminación del río Sonora, dio un informe a manera de rendición de cuentas en materia de medio ambiente, salud y agricultura.
En la parte de la vigilancia epidemiológica que constituye una de las grandes preocupaciones de la población del río Sonora, se informa que las actividades están ordenadas en tres fases. En la primera de ellas, de Evaluación y contención, han atendido a 9, 502 pacientes. En la segunda denominada de seguimiento, atención y coordinación, se habla de 1, 373 pacientes. En cuanto a la tercera fase, la de vigilancia epidemiológica y ambiental, se promete dar seguimiento a la población en riesgo durante 15 años. 

En cuanto a las afectaciones a la salud la comisión reconoce 360 casos detectados de personas afectadas con síntomas por padecimientos en la piel, como dermatitis atópica, seborreica, hiperqueratósica, quemaduras e irritación en piel.  Se registraron 25 casos de padecimientos gastrointestinales y 15 casos por padecimientos oftalmológicos. 11 casos se refieren a padecimiento neurológico sin especificar a qué se refiere y 2 cardiovasculares. Del total de 360 casos detectados, se ha entregado compensación de resarcimiento de daños a un total de 179 personas, según el informe. 

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