domingo, 6 de abril de 2014

Cortar las venas de la justicia: el caso de Martha Solórzano y su hijo

Por andar de chivos y grilleros
Los expedientes jurídicos se leen como revistas de anime, comenzando de atrás para avanzar hacia enfrente. Esto se debe a que los autos de formal prisión, las resoluciones, los alegatos, los amparos y las sentencias se van anexando de manera que al final queda el resumen de lo que viene antes. De este modo si uno quiere saber qué pasó, y confía en el sistema de repartición de justicia de este país, puede simplemente leer la sentencia al final del expediente y sentirse satisfecho porque el criminal esta por fin en la cárcel pagando sus culpas. Desafortunadamente la mayoría de los expedientes jurídicos están tan mal escritos que es casi imposible seguir una narratividad de los hechos que se cuentan. Tal vez por esas redacciones llenas de errores gramaticales los expedientes anacolutos son  semi ilegibles y los jueces dan sentencias que no concuerdan con la verdad.

Frente a un sistema de repartición de justicia lleno de inconsistencias, como el mexicano, es difícil leer las resoluciones sin dudar de los juicios de las autoridades. Uno de estos casos es el de Jorge Luis Zavala Solórzano, quien fue condenado como culpable por los cargos de privación de la libertad y homicidio en grado de tentativa.

Actualmente su madre, Martha Solórzano, está en una lucha contra el sistema jurídico sonorense que la ha llevado a abandonar San Luis Río Colorado para ir a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la ciudad de México, y a la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) en Hermosillo. Las amenazas contra Martha por parte de los policías implicados en el arresto de su hijo han hecho que ahora esté dentro del programa de protección a periodistas y defensores de los Derechos Humanos de la SEGOB.

El resumen de la sentencia lleno de inconsistencias.
El arresto de Jorge Luis Zavala fue el 9 de octubre del 2012 por el agente Eufrates Viviano Olivarria Villalobos, mismo que al día siguiente levantó la denuncia. De acuerdo a las declaraciones del agente, a las 20:24 del 9 de octubre recibieron una llamada en la cual les daban aviso de que en el domicilio ubicado en la avenida Guadalupe Victoria 1422, entre Catorce y Quince, se encontraba una persona con un arma de fuego.
La versión de los hechos, en la cual se apoya la sentencia dada en San Luis Río Colorado el 15 de octubre del 2013 como parte del proceso penal 406/2012, se resume en que Jorge Luis Zavala llega al domicilio ya mencionado buscando a un tal Poncho, y que para hacerlo salir, amenaza a Jorge Miranda Soto y a Rocío Lizeth Flores Casilla. La amenaza que hace sobre Jorge, un hombre mayor de edad, y Rocío, una mujer embarazada, fue: “Nadie se va de aquí hasta que venga el Poncho.” Cuando la policía llega al domicilio, donde supuestamente estaban siendo retenidas las dos víctimas de la privación de la libertad, Jorge Luis Zavala amenaza con la pistola al oficial Eufrates Viviano y diciéndole: “Yo a ti te conozco y te voy a matar”. Jorge jala el gatillo para llevarse la sorpresa de que el arma no sirve. Supuestamente todos escucharon un clic y se dieron cuenta que no servía el arma, así aprovecharon para someter a quien antes los estaba amenazando.
De entrada parece como un argumento para una comedia al estilo de Johnny English, o uno de los videos ganadores del top ten de los criminales más tontos en Youtube: El inculpado llega a una casa amenazando con un arma inservible y todavía la intente usar contra un policía en su cara. Pero si leemos las declaraciones de los testigos comenzamos a ver una serie de inconsistencias que son nítidas sospechas de un montaje.
Una de las inconsistencias más notoria en las diferentes declaraciones, es la que tiene que ver con la temporalidad. De acuerdo con la declaración del oficial Éufrates, ellos recibieron una llamada a las 20:24, mientras que en las declaraciones de Miguel Ángel Morales, el Poncho le hablo a la policía entre las 20:15 y las 20:20. Por otra parte, Víctor Adrián Domínguez asegura que Jorge Luis llego al domicilio a las 20:00 y que a los 20 minutos llego la policía. Si los agentes recibieron la llamada a las 20:24 ¿cómo pudo llegar a las 20:20?  Digamos que los relojes de todos los testigos no estaban coordinados y que por eso no coincidieron, pero por lo menos estas inconsistencias deberían levantar sospechas de un montaje. A lo anterior se le suma que el parte policial está redactado a la 1:10 am, 35 minutos antes de que Jorge Luis lo entregara al juez calificador 
Otro detalle que resalta a la vista es que ninguno de los testigos coincide en el vehículo en el cual llega Jorge Luis. Todos dicen que es un carro rojo, pero ninguno coincide en la marca o en el tipo, uno dice que es una Silverado, otro que es un Chevrolet y otro se limita a decir que era una pick up.
Por otra parte, en los alegatos, la defensa también cuestionó por cómo era posible  que el inculpado fuera con un arma que no sirve, y que al intentar usarla, los testigos, ubicados en la casa de enfrente, fueran capaces de escuchar el clic de la pistola al fallar.
Supongamos que Jorge Luis fue con un arma que no sirve y si jala del gatillo es imposible que se percibiera desde la casa de enfrente, y por tanto debemos suponer que ese dato, o fue inventado como parte de una puesta en escena para los jueces, o se les dio una versión de los hechos antes a estos testigos; lo que de alguna manera hace que estos estén bajo la influencia de las autoridades que culpan a Jorge Luis.
Es importante destacar que en los alegatos, ninguna de las imprecisiones fueron resueltas; no porque la defensa no lo pidiera, sino porque nunca se comprobó la versión que dio Jorge Luis. En cambio, hubo un constante apoyo a reafirmar la versión que dieron los oficiales como si los ojos de los jueces y de los policías fueran los mismos.

Que me hicieron pendejo y que ya me conocían como el hijo de la pinche grillera.
Con una carta al juez primero de lo penal, Jorge Luis Zavala cuenta su versión de los hechos, en los cuales explica porque fue a ese domicilio. Zavala había sido pareja sentimental de Vanesa, quien en el momento del arresto vivía con el Poncho y esperaba un hijo de él. Según las declaraciones de Jorge Luis, él ayudaba a Vanesa a ir con el doctor hasta Estados Unidos, porque esa era la única forma en la cual ella podía tener atención médica como ciudadana norteamericana.
La noche del 9 de octubre del 2012 fue a buscar a Vanesa porque ella le había estado llamando toda la mañana. Lo llevó un amigo. Únicamente lo dejó en el domicilio donde se dio el arresto, de modo que no pudo atestiguar nada de lo que pasó. Así pues, sin testigo que diera fe de su versión, Jorge cuenta que mientras buscaba a su ex pareja, unos vecinos de ella, quienes no eran Jorge Miranda o Lizeth Flores porque de hecho a ellos no los conocía, se le acercaron para cuestionar los motivos por los que buscaba a Vanesa. Discute con ellos sin llegar a los golpes. Cuando la policía llegó a la casa de enfrente, de donde volvieron a salir con otras dos personas que lo apuntaban a él. Los policías van con Jorge y le interrogan: “¿Por qué andas buscando a Vanesa? ¿Qué eres un pinche chivo al que le gusta que lo hagan pendejo?” Luego le dicen: “Ya te conocemos, eres el hijo de vieja grillera. Ahora si nos la vamos a chingar.”
Zavala es aprendido y llevado a la comandancia donde fue golpeado y obligado a dejar sus huellas en el arma inservible que supuestamente uso en la versión del oficial Éufrates. Después fue colgado con las esposas y aislado en una celda hasta que fue trasladado.
La defensa pidió que se diera de baja al oficial involucrado en el caso por las sospechas que había en su contra, por el abuso de autoridad en la aprehensión de Jorge Luis Zavala, pero la autoridad no dio lugar a esta petición. Del mismo modo, tampoco cedieron a las peticiones de un peritaje datiloscopico, ni a que se analizara con más profundidad la versión donde los oficiales le sembraron las evidencias al acusado. En cuanto a los careos que pidió la defensa, todos fueron negados. Unos porque Vanesa se había trasladado a los Estados Unidos y otros porque se encontraban trabajando en el momento de los alegatos. Al final, el resultado fue que por todos lados se busco evitar que la versión de Zavala fuera validada, dejando ver la puesta en escena de la versión del oficial Éufrates.

Me quitaron mis ojos.
El conflicto entre la policía municipal de San Luis Río Colorado y Martha Solórzano, madre de Jorge Luis Zavala, tiene sus raíces en el verano del 2010; cuando ella decidió ser parte de un grupo de ciudadanos que comenzaron a manifestarse contra las brutales prácticas policiales. La primera de estas protestas fue el sábado 14 de agosto del 2010 afuera de la comandancia de policía. En esta manifestación los activistas, en su mayoría mujeres, pedían que se esclareciera la extraña muerte en la celda de Zulma Yanet Hernández de 24 años. La segunda protesta tuvo como detonante la muerte en las celdas de un joven de 19 años que fue brutalmente golpeado y nunca lo atendieron.
Martha Solórzano comienza a pedir a las autoridades que haga algo con la Contraloría Municipal; la cual, según la activista, no le da seguimiento a las quejas que la ciudadanía levanta contra la brutalidad y la corrupción policiaca. Así Solórzano comienza a hacerse de la fama de activista social y a incomodar al cuerpo de policías, que con los uniformes puestos actuúan al margen de la ley, traficando con influencias, sembrando pruebas y abusando de su autoridad. Por eso, en la versión de Jorge Luis, cuando lo aprehenden los policías le dicen: “Ya te conocemos, eres el hijo de vieja grillera. Ahora si nos la vamos a chingar.”
Pero lejos de vencerla, Martha como una leona herida, no ha dejado de manifestarse contra los policías, ha buscado el apoyo de la CNDH y de la CEDH, después de haberse entrevistado con el alcalde de San Luis Río Colorado y no obtener ninguna respuesta. A pesar de que actualmente la prensa de San Luis ya no cubre sus manifestaciones por miedo a represalias, Martha no ha dejado de tocar puertas.
La última vez que un diario de San Luis tocó el caso de Martha y el encarcelamiento de su hijo Jorge Luis, fue el 26 de enero del 2013, día en el que Solórzano se manifestó en el Centro de Readaptación Social (CERESO) y acuso al comandante Felipe Don Juan por encubrir y estar al mando de las operación de un “escuadrón de la muerte” conformado por elementos de la policía municipal.
A finales del 2013 Martha y su hijo entraron en el programa de protección para periodistas y defensores de los Derechos Humanos de la SEGOB. A Jorge Luis lo mantienen en aislamiento, mientras que a Martha la tienen con escoltas las 24 horas de día, viajando a Hermosillo cada vez que necesite ver al presidente de la CEDH. A pesar de todo esto, de sentir como ella repite constantemente: “como si me hubieran quitado los ojos”, Martha solo quiere que el mundo sepa quiénes son en verdad los policías que “sirven y protegen” a los ciudadano de San Luis Rio Colorado.

Publicado en: Nuestra aparente rendición NAR
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Firma la petición de Amnistía Internacional

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